Accidentes Fatales en la Línea del Deber.


Una noche lluviosa de noviembre, un policía de 38 años de edad y con menos de 12 años de servicio fue asignado sólo al patrullaje preventivo de un sector. Recibió por radio una llamada para asistir a otro agente asignado a la vigilancia de las escuelas de la localidad. Este oficial había visto a un individuo sospechoso en el interior de la esuela y ya había escucha sonar la alarma aunque en días lluviosos frecuentemente se activaba.

La lluvia de esa noche era la primera que se recibía después de una larga sequía  y el pavimento de las calles estaba muy resbaloso.

El primer policía activó la sirena del vehículo oficial y se dirigió rápidamente a la escuela, y en una de las curvas de la sinuosa carretera perdió el control del volante, patinando los neumáticos sobre la brea mojada y yendo a impactar a un árbol. Nunca llegó a la escuela, murió con el impacto. Personal de Rescate tardó horas en cortar los aceros torcidos del vehículo y sacar el cadáver del patrullero.

La investigación estimó que éste conducía a más de 50 millas por hora y aunque estaba dentro de los parámetros y límites de velocidad establecida, la misma no era segura por las condiciones existentes en la carretera.

 
La muerte del oficial fue un incidente traumático y una pérdida irreparable para el Cuerpo Policial, sus compañeros, familiares y la comunidad. Desafortunadamente este tipo de incidente no es aislado y estadísticas reflejan que estas fatalidades se han incrementado a través de todos los Estados Unidos. En las pasadas décadas miles de oficiales han muerto por accidentes en el trabajo y estas muertes sobrepasan el número de asesinatos de policías. (Adaptación y traducción de Artículo - Revista FBI)

 

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